En Él sí podré

El rey y sus soldados marcharon sobre Jerusalén para atacar a los jebuseos, que vivían allí. Los jebuseos, pensando que David no podría entrar en la ciudad, le dijeron a David: «Aquí no entrarás; para ponerte en retirada, nos bastan los ciegos y los cojos». Pero David logró capturar la fortaleza de Sión, que ahora se llama la Ciudad de David.

2 Samuel 5:6-7 NVI

Cuantas veces a lo largo de nuestras vidas e incluso desde que éramos pequeños hemos escuchado de parte de alguien o de alguna persona a la cual le tenemos estima como nuestros padres, algún maestro, algún familiar, nuestro jefe, o porque no un médico ante un diagnóstico la frase «no podrás». No podrás salir adelante con tu matrimonio, no podrás continuar con trabajo debido al recorte de personal, no podrás superar tu divorcio, no podrás ver a tus hijos crecer, no podrás estudiar, no podrás encontrar al compañero o compañera de vida, no podrás emprender el negocio que con tanto tiempo has estado planeando, no podrás sustentar a tu familia debido a la crisis económica, no podrás tener hijos, etc.

Estos y muchos «no podrás» son los que escuchamos en nuestro interior, esas voces internas que nos hacen fijar nuestra atención en la situación que estamos viviendo y verla como imposible llegando a creer que jamás podremos salir adelante. Además de estas voces internas, también están las voces externas dichas por personas cercanas y que son comentarios que nos han venido arrastrando desde que éramos pequeños y que al haber prestado atención han afectado nuestra persona.

Esto no es nada nuevo ya que algo similar le sucedió al rey David. Bien sabemos que David fue un rey conforme al corazón de Dios, El Señor lo bendijo en gran manera, fue por medio de Él que extendió sus dominios en aquel entonces, debido a que Dios estaba con él y era quien lo prosperaba. David igual que nosotros para que haya conquistado todas esas tierras tuvo que enfrentarse ante varios ejércitos y que al igual que nosotros le dijeron: «No podrás, entrar acá, No podrás con nosotros».

Sin embargo, David debido a la comunión que tenía con el Señor sabía que la forma en que sucedería tal conquista no dependería de él si no de Dios y es precisamente lo que nosotros como sus hijos debemos hacer, porque no depende de nosotros ni de nuestras fuerzas o de que tan fuerte somos porque comúnmente es lo que se nos enseña en las corrientes de este mundo. David no lo vió así, en vez de verse y cuestionarse el mismo si iba a poder o no contra sus enemigos puso su confianza en el Señor porque era Él mismo quien le daba la victoria sobre sus enemigos, quien iba delante de él como poderoso gigante, en otras palabras, su fe no estaba puesta en el mismo, no en sus propias fuerzas si no en Dios puso su confianza tal y como la Palabra nos enseña que separados de Él nada podremos hacer.

David lo entendía muy bien ya que no era la primera vez que David se enfrentaba a algún enemigo. Haz de recordar el gigante Goliat, mismas palabras, diferente situación. Goliat, el gigante le dijo: No podrás vencerme. ¿Quién te crees tú?  Sin embargo, David tenía su mirada puesta en el Señor, no en que tan grande era ese gigante, por más que esas voces externas vengan y que incluso pueden venir de personas a quienes estimamos así como los hermanos de David que hicieron burla de el diciendo que no podría contra tal gigante, pero lo que todo el pueblo de Israel había perdido de vista y que solo David tenía era su mirada puesta en Dios, él sabía que podía confiar en Él así como tú puedes depositar toda tu confianza en Él, la pregunta es ¿En quién depositas tú confianza, tú fe? Su palabra también nos dice dichoso aquel que confía en Dios y al que cree todo le es posible.

Por lo tanto, cada vez que esa voz interna o externa venga a decirte no podrás ante tal situación recuerda que por encima de esas voces está lo que Dios dice y si Dios dice que en Él todo lo puedes y así como Dios peleaba por Israel, así también Dios está a tu lado peleando por ti. El Dios de lo imposible está contigo, Él no está muerto, Él resucitó y ese mismo poder con el que resucitó es el mismo poder que actúa a favor de nosotros. Así que persiste, avanza con certeza y mantén tu mirada en Jesús pues su palabra dice:

Si puedes creer, al que cree todo le es posible.

S. Marcos 9:23 RVR1960

Con cariño Ministerio Tu Vida en Cristo

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